Una Reflexión Personal sobre ‘Romper el Círculo’: Recobrando la Esperanza

romper el circulo

Hoy pretendo abordar las experiencias de abuso presentadas en la película Romper el círculo, a través de la observación de las dinámicas de poder cotidianas, tanto en la naturaleza como en mi vida pasada.

Una de las cosas que me tranquiliza es observar las conductas de mi gato. Me mencionaron que las mascotas se parecen a sus dueños, y de pronto surgió en mis nubes de ensueño la sensación de experiencias compartidas con él.

Mi gato le tiene miedo a las gatas alfa, pero de vez en cuando lo disimula con saltos de karate y un cierto grado de respeto y afecto hacia su fiel compañera de carácter fuerte.

Enlazando la experiencia de mi mascota con el argumento de la película Romper el Círculo, puedo hablar de mi pasado. Durante mucho tiempo tuve miedo a los hombres, especialmente cuando notaba que, en la convivencia, adquirían una masculinidad un tanto retrógrada que inevitablemente establecía una dinámica de poder, donde el afecto se transformaba en una jaula. Por miedo, me sometía o mostraba indiferencia.

En el caso de la protagonista de la película mencionada, Lily Bloom, así como en la conducta de mi amigo felino, hay una ambivalencia en la que ambos se ven inmersos en una relación que surge sin una decisión totalmente personal, como si fueran pruebas que brotan del «destino». Lily, atrapada en un ciclo de violencia emocional y física, refleja cómo las relaciones abusivas pueden disfrazarse de amor y lealtad, similar a cómo mi gato oculta su temor detrás de gestos de respeto hacia su compañera. Una vez establecido este tipo de vínculos amorosos, existe un grado de negación interna de la violencia vivida y de falta de comunicación con su entorno, lo que hace que, visto desde el exterior, parezca que existe un grado de autocontrol y respeto por sí mismos.

Esta forma de relacionarse es como un papel de regalo dorado que envuelve una bomba de tiempo que se expande y se repliega al compás del corazón, análogo a la ansiedad que sentimos al percibirnos vulnerables ante una entidad maligna. En estas dinámicas, uno asume el papel de Sansón cuando Dalila le corta el cabello, volviendo a sentirnos como niños indefensos, nos hayamos inmersos en una confusión que pone en duda nuestra percepción de la realidad y de si mismos. En la película, Lily enfrenta un proceso similar, la confusión y manipulación cotidiana la llevan a cuestionar sus decisiones y sentimientos, atrapándola en un círculo vicioso del que parece imposible escapar. Sin embargo, un personaje fuera de ese contexto aparece y, a través del contraste, le ayuda a ver más allá del telón que cubría sus ojos, permitiéndole, cambiar de perspectiva, recobrar su timón y dirigir su vida hacia un camino más saludable.

Una vez, un ex me dijo: «Corre que no respondo de mis actos». Ante esto, puedo decir: no te comprometas si no tienes la capacidad de valerte por ti misma en un sentido holístico, y mantén una red de apoyo externa a tu pareja en la que puedas confiar.

Finalmente, superar las heridas del maltrato no se basa en adquirir una nueva pareja, sino en reparar tu estilo de apego y desarrollar una nueva autoimagen que te llene de lozanía, amor por ti misma, y claridad sobre tus límites. Esto ayudará a desarrollar la resiliencia ante la adversidad y la incertidumbre de la vida, y te permitirá volver a creer que mereces ser amada.

Recuerda que, si necesitas orientación para cambiar favorablemente tu vida y/o adoptar conductas más saludables que te permitan tener una buena calidad de vida, puedes acceder a mis servicios de tarot terapéutico y/o hipnosis clínica.

De Carolil

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