Sumergido en dolor

trauma

Se dice que el trauma es como una bomba que interrumpe el flujo continuo de los hechos, así como una historia escrita en un libro es destruida por una mancha inesperada de tinta. Transforma a quien lo vive en prisionero de su ruina, de la hecatombe que lo enajena y consume en un estupor que amordaza su boca, impidiéndole vivir plenamente el presente y, por lo tanto, concebir un futuro. El trauma, por lo tanto, implica una mirada permanente hacia el pasado; es vivir en la anacronía, con las piernas paralizadas en un solo sentido. Esto se debe a que hubo hechos que provocaron un shock en la víctima, que aparecen como múltiples flashbacks que la abruman y que, al carecer de una lógica controlada que les permita distanciarse y mirarlos de manera más objetiva,

Para hablar del trauma que vive la víctima de una relación abusiva, es esencial comprender su sentido etimológico, que significa herida. En la psicología moderna, se asocia a una experiencia emocionalmente dolorosa que, como un hierro ardiente, deja una marca duradera en la psique de una persona. Si lo asociamos a las experiencias amorosas, los traumas en este tipo de dinámicas se provocarían por relaciones tóxicas que involucren constantes situaciones de abuso físico, psicológico y/o emocional. En tales contextos, la cotidianidad se basa en una dinámica de violencia que provoca, con su acumulación gradual, estrés crónico, ansiedad y angustia. Cuando estos no son canalizados de manera correcta, desembocan en una fractura psíquica y/o emocional en la víctima, que, sin el tratamiento adecuado, puede convertirse en permanente.

Es normal que la víctima de una relación amorosa abusiva, después de finalizada esta dinámica, sienta una incapacidad para vincularse en una relación íntima con los demás, así como consigo mismo. Vive desde un corazón congelado, experimentando una suerte de distancia, percibiendo la vida como si mirara un espejo fragmentado cuyos trozos inconexos parecen múltiples puzles irreconciliables que le devuelven una visión indiferente. Se siente como un espectador de su propio destino, observándose desde la lejanía, sin sentirse tocado o motivado por nada. La única intensidad que experimenta es el shock de imágenes pasadas que continúan transcurriendo por su mente en un loop. La razón es que la confianza en sí mismo y en los demás se ha visto profundamente deteriorado, lo que hace que su mente carezca de la energía necesaria para encontrar un propósito que le devuelva la vitalidad que tenía antes de que se originara el trauma. Por lo tanto, sin un tratamiento psicológico, se ve incapacitado para conectarse y responsabilizarse de su propia vida, lo que le impedirá volverle a dar cuerda a las manecillas de su propio reloj y así recobrar el flujo de un presente continuo, generando nuevos episodios que le devolverán la esperanza y vitalidad en un destino que, finalmente, sabrá que construye el mismo.

En relación a la desconfianza perpetua que surge en el estado emocional del trauma, esta suele ocultar un profundo remordimiento, autodesprecio, miedo y esporádicos estallidos de furia. Esto dificulta a la víctima para expresarse y escuchar, ya que le inunda una confusión donde sus pensamientos y emociones están enredados como un ovillo de lana, cuyos nudos están llenos de culpa por lo que creyeron hacer o no hacer.

En cuanto a la explicación de por qué la víctima se mantiene en una relación abusiva, la experiencia se vive como un caos, donde se confunden el amor y el placer con el dolor. Incapaz de huir por falta de herramientas interpersonales para reconocer y hacer respetar sus límites, la víctima se encuentra atrapada en un ciclo de agresiones que el victimario le inflige. Para sobrevivir a estas agresiones continuas y abandonar el estado de vulnerabilidad aprendido, la víctima desarrolla, como mecanismo de supervivencia, un cierto cariño por su victimario. Sin embargo, al no ser recíproco, esto provoca un desgaste emocional extremo, presentándose el síndrome de burnout emocional, que finalmente desemboca en un colapso y un trauma.

Es por esto que la terapia de apoyo que debe recibir la víctima debe basarse en herramientas para reconstruir y fortalecer su autoestima, confianza en sí misma y autonomía. Además, debe permitirle realizar un duelo psicológico, lo que le significará soltar el sufrimiento y resignificarlo como una carga que ha estado arrastrando durante mucho tiempo. Repasara su vida desde una mirada contemplativa, como si observara una película en un estado de serenidad, reinterpretando los sucesos de tal modo que extraerá una enseñanza.

Podrá reparar lo que es reparable, desarrollar habilidades y conocimientos de sí mismo que antes no tenía, y dejar ir lo que no tiene solución. Finalmente, la víctima debe perdonarse y perdonar, aceptando que las cosas que dependen solo de el, basadas en sus pensamientos, emociones y conductas, tienen solución, mientras que las que depende de otros o de hechos externos a el no siempre lo tendrán. Por lo tanto, como un viento pasajero que refresca la mañana debe aprender a dejarlas ir.

Recuerda que la mente no olvida, pero si aprendes a reinterpretar los hechos que viviste con la ayuda de un buen terapeuta, como si tuvieras una máquina del tiempo, tu visión se transformará por completo. Como si renacieras en otro cuerpo, obtendrás una fuente de sabiduría que te ayudará tanto a ti mismo como a los demás.

Cuando la víctima sea capaz de enfrentarse por primera vez a su herida, es normal que se deshiele su proceso de dolor y, por lo tanto, recién comience a vivirlo. Es trascendental mencionar que los duelos psicológicos no necesariamente se experimentan en el momento en que ocurrieron los hechos que llevaron a la pérdida; a veces pueden transcurrir incluso décadas antes de que seas capaz de soltar el sufrimiento y recibir un abrazo fraternal de cariño incondicional, que solo te puedes dar a ti a través de actividades de escucha interna,  de respetar y seguir tu propios ciclos, y paralelamente hacer prácticas de autocuidado, que significa respetar siempre tus límites. Si necesitas ayuda para transitar más rápido y fortalecido tu proceso de dolor, contáctame. Juntos podemos lograr que tengas la calidad de vida que mereces.

De Carolil

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