Símbolos: Tu Llave Interior
Si te abres a los símbolos estos pueden ser un puente de salvación, de contención y de encuentro contigo mismo y los otros. Te hablaré desde mi experiencia en primera persona, ya que los he utilizado desde mi más temprana infancia como un método para mi desarrollo personal y desarrollo socioafectivo.
Primero que todo, se dice que el símbolo es el pensamiento apto para ser pensado. Es decir, nos permite comunicar ideas complejas a través de una forma que sugiere algo multidimensional. En cierto aspecto, es como el cuerpo de un ser viviente: al estar revestido su esencia por un cuerpo físico, permite que la mente del otro capte su existencia e interprete esa existencia en relación con sus propias experiencias. En otras palabras, el símbolo es como una semilla que germina en la mente del otro, y este otro, cada vez que la toca, revela un universo de sentidos que se transforman en un mensaje aparentemente del más allá. Es como una ventana hacia lo trascendente, donde por un instante se interconectan las almas.
Para mí, los símbolos siempre fueron como las migas de Hansel y Gretel. Cuando me sentía triste, como un feto arrojado a un mundo inhóspito, miraba la luna, y en la adultez caminaba observando el mundo como un poeta, esperando en silencio que se revelaran sus secretos. Puedo decir que, desde ese silencio, a veces acompañado de una agonía que en parte pasaba desapercibida, siempre encontré belleza que me sacaba de esos estados depresivos y me devolvía la esperanza. Me sentía nuevamente como una niña inmaculada, sorprendida por todo. En otras palabras, como si fuera un girasol, la energía vital siempre volvía a mí como una visión especular.
Voy a compartir una experiencia que viví hace poco, que demuestra que si nos abrimos a las personas y dejamos de verlas como objetos y/o algo que cubra nuestras necesidades, podemos sentir por breves instantes sus abrazos etéreos, sin que nos toquen físicamente. A mi parecer, lo que a veces nos cobija son los pequeños gestos.
Desde pequeña, el mundo de los símbolos ha sido el lugar donde me contengo y revitalizo. Un día cualquiera, por un momento me sentí triste y, en mi ensimismamiento, perdí uno de mis aros. Le expresé a la gente que me rodeaba lo significativo que era para mí y, de pronto, una mujer a la que siempre saludo me regaló 20 minutos de su tiempo y buscó mi aro hasta que lo encontró. Al mirarla, noté una pulsera en su muñeca de la que antes no me había percatado, y le pregunté qué significaba para ella. Ella me abrió su universo a través de su pulsera, acompañado de un «no quiero llorar». Noté por un breve segundo la emoción que surgió de sus ojos, y desde ese instante su nombre, «Aurora», se convirtió en una palabra mágica que me transporta hacia el firmamento.
Si logras conectarte con las motivaciones de la gente y las aprecias con los ojos de un niño, cada minuto de tu vida será guiado por la luz del padre sol. Y aunque la gente se pueda ir, siempre estarás acompañada.
Si quieres comenzar en este mundo, te invito a usar una técnica sencilla: lleva un diario de vida. Cada día, dedica 15 minutos a escribir sobre lo que te pasa. Si te sientes bloqueado, practica la escritura libre, que significa escribir sin preocuparte por el sentido. Día por medio, lee lo que has escrito y captura las ideas que te parecen más relevantes o que te provocan una emoción. Como un rompecabezas, une esas ideas con nuevas que surjan al leerlas. Así, irás creando nuevos caminos hacia universos más creativos.
Si tienes alguna traba creativa y quieres abrirte a este universo, te invito a conectarte conmigo. A través de la hipnosis clínica, te ayudaré a alcanzar tu mayor potencial. Por otra parte, si necesitas una guía adicional, puedes contactarme para una sesión de tarot terapéutico. Este enfoque no es predictivo; se centra en el presente y, si es necesario, en algunas causas pasadas que deben reinterpretarse o sanarse. Desde mi perspectiva, el futuro está abierto y su favorabilidad o desfavorabilidad depende en gran medida de las decisiones que tomes en el presente.
De Carolil