¿La autoayuda te frena?
¿Sabes cuál es el impacto real de los libros de autoayuda en tu bienestar? A pesar de que la industria de la autoayuda mueve miles de millones de dólares, muchos no logran experimentar los cambios prometidos. En este artículo, exploraremos qué implica realmente sentir bienestar o lo que comúnmente se denomina «felicidad». Además, te compartiré prácticas efectivas basadas en la psicología positiva.
Para comprender qué es la felicidad y el bienestar, primero debemos considerar su significado etimológico. La palabra «bienestar» proviene del latín y se asocia con algo que «da buenos frutos». En la Edad Media, se entendía como un estado favorable derivado de un contexto adecuado. Hoy en día, podemos analizar la felicidad desde dos perspectivas: la hedónica, que busca el placer y las emociones positivas inmediatas, y la eudaimónica, que se centra en el funcionamiento pleno y la autorrealización. La visión eudaimónica va más allá de la búsqueda de placeres temporales, pues se enfoca en el desarrollo de nuestras potencialidades, lo que nos permite enfrentar la adversidad y crecer como individuos. Esta perspectiva nos enseña a ver las emociones negativas como oportunidades para fortalecer nuestras habilidades y desarrollarnos personal y emocionalmente.
La verdadera felicidad no solo se encuentra en la evitación del sufrimiento, sino en el crecimiento a través de las dificultades. La felicidad ha sido un tema central de estudio durante siglos, abordado por los filósofos en un principio y, más recientemente, por los psicólogos. Desde estas dos perspectivas, podemos inferir que la visión hedónica de la felicidad busca la satisfacción inmediata a través de placeres sensoriales, mientras que la perspectiva eudaimónica se enfoca en una vida plena, alcanzada mediante el crecimiento personal, el desarrollo de fortalezas internas y un propósito de vida. Aristóteles definió este proceso como el «florecimiento humano», en el cual la virtud y la búsqueda de un propósito superior no solo nos trascienden, sino que también benefician a los demás. Vivir de acuerdo con nuestros valores nos permite sentir que tenemos un propósito, lo que enriquece nuestras relaciones y nos otorga una vida más significativa.
La psicología positiva, promovida en el siglo XX por Martin Seligman, integra ambas perspectivas y resalta la importancia del bienestar eudaimónico. Esta corriente enfatiza la importancia de la autoconciencia y el desarrollo personal, promoviendo una felicidad duradera que involucra prácticas como la gratitud, la resiliencia y la autorrealización. Seligman propone el modelo PERMA, que destaca cinco aspectos clave para alcanzar el bienestar:
- P(Positividad): Cultivar emociones positivas para contrarrestar las negativas.
- E (Engagement o Compromiso): Estar profundamente involucrado en actividades que nos apasionan.
- R(Relaciones positivas): Mantener relaciones interpersonales saludables y significativas.
- M(Significado): Tener un propósito que trascienda el interés personal.
- A(Logro): Sentirse competente al alcanzar metas significativas.
El bienestar duradero no se basa únicamente en la búsqueda del placer inmediato, sino en un equilibrio entre el hedonismo y la eudaimonía. Es decir, disfrutar de experiencias placenteras mientras nos desarrollamos como seres humanos, cultivando un sentido profundo de vida. La psicología positiva ha evolucionado desde la psicología tradicional, que se enfocaba en la enfermedad, y ahora pone su atención en el desarrollo de las fortalezas humanas, las emociones positivas y las instituciones positivas, aquellas que promueven el bien común.
La felicidad duradera se construye mediante tres factores: la herencia genética, las circunstancias de la vida (que en su mayoría no podemos controlar) y la voluntad propia, que es el factor más significativo. La voluntad de crear y mantener relaciones saludables, de trabajar por nuestras metas y de encontrar un propósito nos conduce a una vida más plena.
Prácticas para cultivar el bienestar:
La psicología positiva sugiere varias prácticas para fomentar la felicidad y el bienestar, tales como:
- Mindfulness: La práctica de la atención plena, que autorregula las emociones y reduce el estrés.
- Expresión de gratitud: Ayuda a enfocarse en lo positivo y a mejorar nuestra actitud ante la vida.
- Cultivar el optimismo: Balancear lo positivo y lo negativo, dando mayor peso a lo positivo.
- Amabilidad y cuidado de las relaciones interpersonales: Desarrollar empatía y practicar la amabilidad para fortalecer nuestras conexiones sociales.
- Cuidado del cuerpo: Practicar ejercicio, comer saludablemente y dormir lo necesario para mantener un equilibrio físico y emocional.
- Comprométete con tus metas: Establece objetivos claros y divídelos en subpartes para experimentar momentos de alegría y esperanza al lograrlas.
- Desarrolla actividades que te generen un estado de flujo: Realiza actividades que disfrutes y que se basen en tus fortalezas principales.
- Aprende constantemente: Busca el crecimiento personal a través del aprendizaje continuo.
- Desarrolla estrategias para afrontar situaciones difíciles: En tus momentos positivos, crea estrategias para anticiparte a posibles problemas, incluyendo el desarrollo de habilidades para encontrar soluciones o la creación de una red de apoyo que te brinde ayuda cuando las situaciones escapen de tus manos.
- Disfruta de las situaciones agradables: Cuando surjan, disfrútalas con todos tus sentidos.
- Evita la rumiación mental: Evita pensar en exceso sobre lo negativo o lo que no puedes cambiar.
- Mantén un diario: Escribe tus emociones, pensamientos y comportamientos relacionados con los eventos más importantes del día. Evalúalos sin juzgarte y visualízate con la conducta que te gustaría haber tenido.
- Desarrolla actividades que te conecten con tu espiritualidad: Realiza prácticas que promuevan tu autoconocimiento y el de los demás, buscando respuestas sobre el sentido de la vida y tu propósito en ella, reconociendo que tus acciones impactan en la vida de los demás, ya que todos estamos interconectados.
- Desarrolla el perdón y la amabilidad**: Practica el perdón y sé amable contigo mismo y con los demás.
En paralelo, el concepto de equilibrio y bienestar es abordado de manera simbólica en el tarot, particularmente en el arcano de la Templanza, que está relacionado con la importancia de encontrar armonía entre las emociones y los pensamientos. Esta carta, representada por un ángel o mensajero (similar a Iris, la diosa del arco iris), nos invita a buscar un corazón equilibrado. La mediación de los sentimientos, al ser evaluados y comprendidos, nos permite aprender y crear recuerdos duraderos que afectan cómo interpretamos el mundo y actuamos en él. De manera simbólica, la carta de la Templanza nos enseña a integrar nuestras emociones en nuestras decisiones para vivir de manera coherente con nuestro entorno. Nos invita a buscar cooperación, armonía y comprensión, sabiendo que los sentimientos deben fluir y renovarse según las circunstancias del momento. Así como la copa de la razón que sostiene la figura femenina en la carta debe armonizarse con los sentimientos, nuestras decisiones deben estar equilibradas para asegurar que no solo nos beneficien a nosotros, sino también a los demás. Como en una orquesta, cada elemento tiene un papel importante. Al encontrar la armonía entre las emociones y las acciones, podemos lograr la salud y el bienestar en todos los aspectos de nuestra vida, alcanzando una felicidad auténtica.
La psicología positiva y el tarot coinciden en un mensaje central: el bienestar duradero proviene de un equilibrio consciente entre nuestras emociones, pensamientos y acciones. Si aplicamos estas prácticas en nuestra vida cotidiana, podemos lograr un bienestar auténtico y sostenible. Recuerda que la vida es como una orquesta, donde cada instrumento tiene un propósito. Si logramos la armonía, alcanzaremos la salud en todos los aspectos de nuestra vida.
De Carolil
