El niño interno
El niño observa un camino, feliz, inundado de posibilidades, ilimitado, el sol vibra con su naturaleza, acariciando cada uno de sus movimientos, mientras corre a través de las nubes, como un ave… Sus sentidos captan la abundancia de la naturaleza, su corazón se alumbra y una sonrisa se asoma en su boca…
El padre en un trabajo que odia.. vive en un cubículo, sin puertas, ni ventanas, las estrellas alumbran, pero sus ojos no pueden verlas.
Desesperanzado y amargado, escucha el tic tac del reloj, que consume su vida, lentamente. ..¿Cuántas arrugas se sumaran al final del día?.
El padre llega a su casa.
Estaciona su auto.
El sol de a poco se apaga.
Mirando desde el parabrisas, puede ver un charco de lodo y en su interior a su hijo, con la ropa empapada de barro…
Baja del auto y enfurecido, obstruye el camino del niño.
Lo agarra fuertemente del brazo, dice “ ¡¿qué estás haciendo, mocoso estúpido?!, ¡Con esa actitud jamás serás algo en la vida!
Luego de rasgar su piel, con palabras hirientes y sembrarle un futuro devastador.
Lo enjaula en su pieza, esperando que las sonrisas infantiles se corrijan, entre barreras.
El padre internamente autoafirmándose su autoridad, se dice: “Así me enseño mi padre, así es la vida y no puede ser de otra manera”
En la habitación del niño, los matices caramelos, pierden saturación y entre sombras el niño llora, desconsoladamente.
El niño dice: “Soy un bueno para nada, no debe ser fácil quererme”
El niño sí siguiera al padre, crecería marchitándose en una jaula de prejuicios y carteles impuestos.
Pero el niño de este breve cuento, tiene la suerte de tener amigos de papel, que le brindan su mano, cuando su corazón lo necesita, a través de extender sus invisibles brazos tocando su mente y cuerpo, lo acarician de forma cálida y comprensiva…
Sus amigos blancos, que con la humedad transmutan a amarillos, serán sus maestros, amantes y amigos.
Cuando este infante cierra sus ojos, después de añorar al padre… Su imaginación, le entrega un enorme oso de felpa, que desde su gran amor, le siembra esta frase: “Todo pasará”.
Creciendo entre frases optimistas y un futuro prometedor, sus oídos se vuelven sordos a su padre.
Y finalmente fortalecido, abandona su hogar, con la total confianza, que el padre sol lo guiara hacia su destino.
Brillante, vibrante, exuberante, vivirá feliz, mientras su padre biológico, morirá ahogado entre sombras.
“Lo que el hombre piensa en su corazón, eso es”.
Queramos o no, filtramos los verdaderos hechos, vivimos de las interpretaciones, por lo que de acuerdo a la actitud que tengamos frente a las dificultades que tuvimos y tenemos, será nuestro futuro.
Querido lector tenlo presente, tú puedes viajar imaginariamente en el tiempo las veces que quieras, puedes reescribir tu historia. Crear un nido, para que tu niño interno reciba un abrazo cósmico contenedor, sintiendo desde ese desdoblamiento, que el universo a la par que es un hogar voluptuoso, también es protector. En el siempre habrá presente una estrella que guíe tanto el camino de ese niño, como lo que eres en la actualidad. Tú puedes transformarte en un adulto compresivo, amoroso contigo mismo y con los demás, que al descubrir su enorme libertad, constantemente estará reescribiendo su destino infinito, porque tu potencial es ilimitado.
De Carolil