Renovando la esperanza

¿Te has detenido a pensar cómo tus acciones de hoy pueden cambiar el mañana? El camino hacia un futuro mejor comienza con lo que decimos y hacemos ahora.
Etimológicamente, cuando hablamos del futuro, nos referimos a lo que será. Sin embargo, ese futuro depende de nuestras acciones en el presente. Si deseamos que el futuro sea mejor, es fundamental que cada semana realicemos acciones que beneficien tanto a nosotros mismos como a los demás. La acumulación de estos pequeños esfuerzos a lo largo del tiempo nos llevará hacia los resultados que buscamos. Esta es la misma forma en que los grandes científicos han hecho avanzar a la humanidad: a través de un esfuerzo constante, a menudo acompañado de errores, pero siempre guiado por la búsqueda de mejoras. Gracias a ese proceso, muchos avances científicos han sido posibles, permitiendo a generaciones futuras continuar con el trabajo y realizar descubrimientos aún más profundos.
Uno de los motores más poderosos que nos impulsa hacia el futuro es la esperanza. Este fenómeno no solo nos motiva, sino que también activa procesos biológicos que aumentan nuestra resiliencia. En los experimentos con ratones, conocidos como la «prueba de nado forzado», se observó que los ratones que, tras ser retirados a tiempo de una situación de ahogo, volvían a ser sumergidos, desarrollaban una mayor resistencia. Esto sugiere que la expectativa de una «salvación» futura los motivaba a luchar más por sobrevivir. Este mecanismo de esperanza es vital para el ser humano, especialmente en tiempos de adversidad, ya que activa la liberación de endorfinas, mejorando nuestro estado de ánimo y aumentando la capacidad para enfrentar situaciones difíciles.
La creación de un futuro mejor no solo está conectada con nuestras acciones presentes, sino también con los valores que guían nuestras decisiones. El filósofo Humberto Maturana nos invita a reflexionar sobre cómo la ciencia y la ética se entrelazan en nuestra vida cotidiana. Nos cuestiona: ¿Qué mundo queremos que surja a partir de nuestras acciones? Y, en un contexto más amplio, ¿qué debemos conservar de lo que ya existe? Desde la ética contemporánea, es evidente que debemos dejar de explotar el mundo natural como lo hemos hecho hasta ahora y el aumento de la esperanza de vida está llevando al planeta hacia su destrucción. Además, debemos repensar el crecimiento poblacional en base a que no implique un deterioro de la calidad de vida para todos.
Maturana también nos invita a usar la tecnología a favor del ser humano, especialmente frente a los avances de la inteligencia artificial y la automatización. Se predice que, en un futuro cercano, muchos trabajos serán realizados por robots. Aunque esto podría generar una transformación profunda de la sociedad, también plantea riesgos, como el aumento de la pobreza. En lugar de ver la tecnología como una amenaza, debemos enfocarnos en cómo liberar nuestra creatividad, desarrollar trabajos más sofisticados y fomentar la colaboración mutua. Es esencial que tratemos a los trabajadores con dignidad, evitando que se conviertan en piezas desechables, y que enseñemos a las nuevas generaciones a usar las redes sociales de manera responsable, sin que estas interfieran en su capacidad para relacionarse cara a cara.
La educación es otro aspecto clave para construir un futuro más justo y equitativo. A medida que la tecnología avanza, la capacidad de adaptación y aprendizaje constante se vuelve fundamental. La educación nos mantiene conectados con nuestro entorno y nos hace conscientes de nuestro impacto en él. Al ser más conscientes de nuestros actos y su repercusión, podemos crear un mundo mejor, actuando desde la ética y la responsabilidad. Según Maturana, los seres humanos somos constitutivamente amorosos, y este amor debe ser la base para la cooperación global, restaurando nuestra armonía con el mundo natural.
Lo que hacemos hoy no solo afecta a nuestra vida, sino también a la de otras especies. La clave está en dejar de centrarnos en nuestro ego y en el placer personal para adoptar una postura amorosa hacia los demás y el medio ambiente. Todos somos parte de un sistema interconectado, y nuestras acciones tienen consecuencias. Al reconocer esta interconexión, podemos actuar de manera que las ondas que generemos, como las de una piedra lanzada al agua, contribuyan a la creación de un futuro más positivo para todos los seres vivos.
Elegir conscientemente el camino que debemos seguir es fundamental. Este camino debe estar guiado por valores como el respeto, la honestidad, la humildad, el amor y la colaboración. Al vivir de acuerdo con estos principios, creceremos espiritualmente y seremos capaces de dejar un legado significativo que trascienda el tiempo. Así como los grandes líderes han influido en el futuro a través de su visión y acción, nosotros también podemos hacerlo.
El arcano «El Mundo», en el tarot, representa la totalidad y el equilibrio. Este símbolo, que muestra una figura rodeada por una corona o círculo, nos recuerda que todo está interconectado. Alude a la culminación de un ciclo, a la finalización de un proceso, pero también al inicio de uno nuevo. Es una invitación a reflexionar sobre la interconexión de todas las cosas, tanto en la vida humana como en la naturaleza. Este concepto también está relacionado con el Ouróboros, la serpiente que se muerde la cola, un antiguo símbolo de regeneración y continuidad. Así, la vida es un ciclo constante de renovación, y aunque la humanidad pueda desaparecer, la vida continuará en nuevas formas. Este arcano nos recuerda que las decisiones que tomemos hoy afectarán la regeneración futura de nuestro entorno.
Como seres humanos, tenemos libre albedrío, y nuestras decisiones pueden acelerar la destrucción del planeta o contribuir a su salvación.
Finalmente, debemos actuar siguiendo los designios de la naturaleza, basados en principios éticos que promuevan relaciones amorosas y conscientes, asegurando que el mundo que dejemos a las generaciones futuras sea uno en el que todos puedan vivir en armonía.
Carlo Magno nos ofrece una reflexión interesante sobre lo que realmente tiene valor en nuestra vida. En su testamento, expresó que deseaba que los médicos cargaran su ataúd para demostrar que, por más que se especialicen, no tienen poder sobre la muerte. También quería que sus riquezas fueran esparcidas por el suelo, recordando que lo material se queda en este mundo. Esto nos invita a reducir el ego alimentado por privilegios, títulos y posiciones sociales, y a reconocer que lo verdaderamente valioso es lo que dejamos como legado a la comunidad.
Si deseamos un futuro mejor, debemos aplicar el Método Kaisen a nuestro desarrollo personal. Este método consiste en hacer una lista de lo que deseamos mejorar en nuestra vida, priorizando lo más importante. A continuación, debemos implementar cambios y evaluarlos, identificando las áreas clave de mejora. Establecer metas claras, específicas y medibles de acuerdo con lo que nos trae felicidad es esencial. La evaluación debe realizarse regularmente para hacer ajustes en tiempo real, comprendiendo que nuestros métodos deben evolucionar conforme al entorno cambiante.
Si estás listo para dar un paso más hacia tu bienestar y crecimiento personal, te invito a probar mi terapia de hipnosis clínica y tarot terapéutico. Estas herramientas te ayudarán a desbloquear tu mente, sanar traumas pasados y conectar con tu propósito más profundo.
De Carolil