Miedo al Deterioro Neurológico: Reflexiones sobre Amor y Actitud
Una de las sensaciones más aterradoras es el miedo a un deterioro neurológico, especialmente si es progresivo. Este temor surge de la experiencia de tener sólo pequeñas dosis de conexión con la realidad, que parecen garantizar un destino similar al de las tragedias griegas. Así, te encuentras en el centro de un tráiler psicológico, donde la incertidumbre te mantiene al borde del abismo. Desde la neurociencia, se considera que un shock eléctrico es menos doloroso para el cerebro que la irresolución.
En este Día Internacional del Cerebro, te invito a reflexionar sobre la importancia de adoptar prácticas diarias que te permitan ser empático con quienes padecen estos trastornos. Considera centrarte en el presente, aceptar lo que no puedes controlar, trabajar en transformar tus emociones, pensamientos y conductas limitantes en algo positivo, y agradecer lo que tienes, asumiendo que el futuro es incierto.
Las enfermedades neurológicas son una de las principales causas de mala salud y discapacidad en el mundo, con un aumento del 18% desde 1990.
Desde mi perspectiva, la pérdida de la conciencia de uno mismo, asociada a enfermedades como el Alzheimer y la demencia senil, es una de las más terribles. Mientras tengas la capacidad de pensar por ti mismo, como lo hizo el gran científico Stephen Hawking, puedes contribuir significativamente a la sociedad. Como dice Viktor Frankl, «Todo puede serle quitado a un hombre, excepto (…) elegir su actitud en cualquier conjunto de circunstancias.» Dicho de otro modo, mientras tengamos la capacidad de amar —una de mis virtudes favoritas y una fuente de motivación intrínseca—, tendremos la fuerza suficiente para superar obstáculos. Este amor es el amor por la vida, que se manifiesta desde lo más profundo de uno mismo hasta cada partícula de polvo. Finalmente, las malas acciones solo envenenan a quien las realiza. Por esta razón, me siento atraído por la postura estoica que considera el suicidio como una alternativa en casos extremos, como lo hizo Cato el Joven, quien prefirió abrir sus entrañas en vez de convertirse en delator. En otras palabras, traicionar a tu hermano equivale a traicionarte a ti mismo.
¿Qué es lo que te mueve a ti?
De Carolil