Mosaico del Amor: Perspectivas Neurocientíficas sobre la Conexiones Humanas

Es sabido que el amor es una fuerza poderosa que puede movilizar montañas. Conocemos en la historia varios líderes que, por el amor a su comunidad, son capaces de superar barreras que para muchos mortales se nos haría imposible. Si te conectas con esta fuente, despertará tu motivación intrínseca, tus ansias por vivir y mirarás el mundo con otros ojos.

Al respecto, ¿te has preguntado cuál es la naturaleza de esta fuerza? ¿Por qué surge? Y ¿Cómo empezar a despertarla en tu vida?

Desde la neurociencia, se ha observado que el cerebro humano tiende a buscar la certeza y evitar la incertidumbre para reducir la carga cognitiva, también conocida como carga mental. Las relaciones significativas y saludables pueden actuar como una herramienta psicológica para afrontar y sobrellevar esa incertidumbre. Estas relaciones liberan neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina, que ayudan a generar un sentido de conexión. Además, al activarse el sistema parasimpático, favorecen la relajación y la calma, lo que genera una sensación de protección basada en el apoyo emocional, la seguridad y un sentido de pertenencia, otorgando significado a nuestras vidas. Sin embargo, es importante reconocer que las relaciones también pueden presentar desafíos y complejidades que no siempre simplifican nuestra vida, especialmente si no hemos desarrollado previamente las capacidades y herramientas para abordar los problemas de manera asertiva.

La necesidad de amor y pertenencia es una fuerza arraigada en nuestra evolución como seres sociales. Desde la perspectiva neurocientífica, se ha comprobado que los humanos tienen una necesidad innata de vincularse a un grupo para garantizar su supervivencia. Esta necesidad está vinculada a la búsqueda de coherencia que el grupo otorga a nuestra identidad, lo que nos ayuda a evitar la disonancia cognitiva, que es el conflicto mental interno que surge cuando algunas de nuestras creencias, actitudes y comportamientos son inconsistentes entre sí.

La afiliación a un grupo puede provocar el fenómeno de proyección social, el cual nos permite identificar en las demás características que creemos propias, fortaleciendo así nuestra propia identidad. Sin embargo, este proceso puede conducir al desarrollo de cegueras cognitivas, donde percibimos nuestras propias creencias como absolutas, sin reconocer que están influenciadas por construcciones culturales que podrían estar condicionándonos y limitándonos.

Además, como especie, hemos sobrevivido a lo largo del tiempo gracias al trabajo en grupos o manadas, resaltando así la importancia de la colaboración y la cohesión social para nuestra supervivencia.

La plenitud y el sentido en nuestras vidas es posible alcanzarlas al integrar el crecimiento personal con relaciones fundamentadas en metas compartidas y valores esenciales como la solidaridad, la unidad, el aprendizaje mutuo y el amor. De esta manera, podemos concebir que hay otras alternativas para sentirte feliz que van más allá de si consigues o no una pareja. Se enfocan esencialmente en el bienestar colectivo en contraposición a las necesidades egoístas que a menudo se idealizan en las representaciones cinematográficas dominantes. Es importante señalar que, según la ciencia, una relación tóxica puede ser más perjudicial para la salud que carecer por completo de relaciones afectivas.

Si te estás preguntando cómo empezar a encender esta fuerza en ti, aquí te presento cuatro estrategias prácticas para iniciar este camino:

1-Práctica de la regulación emocional: Aprende técnicas para gestionar tus emociones de manera efectiva, como la respiración consciente, la meditación o la visualización. La regulación emocional está asociada con cambios en la actividad cerebral que promueven la calma y la estabilidad emocional, lo que puede contribuir a relaciones más equilibradas y satisfactorias.

2-Fortalecimiento de la empatía a través del contacto físico: El contacto físico, como los abrazos o las caricias, estimula la liberación de neurotransmisores como la oxitocina, que está relacionada con la empatía y la conexión emocional. Busca oportunidades para compartir contacto físico positivo con tus seres queridos, lo que puede fortalecer los lazos emocionales en tus relaciones.

3-Práctica de la gratitud y el aprecio: Cultiva una actitud de gratitud hacia las personas importantes en tu vida y las experiencias positivas que te rodean. La práctica regular de la gratitud está asociada con cambios en la actividad cerebral que promueven emociones positivas y una mayor satisfacción en las relaciones interpersonales.

4-Promoción de la resiliencia emocional: Desarrolla habilidades para adaptarte y recuperarte de los desafíos y adversidades en la vida. La resiliencia emocional está asociada con cambios en la actividad cerebral que favorecen la capacidad de afrontamiento y la recuperación del estrés, lo que puede fortalecer tus relaciones y tu bienestar emocional.

Si necesitas ayuda para conseguir algún aspecto mencionado en este artículo, puedo ayudarte a través de mis terapias. Recuerda que eres un ser único en el universo, por lo tanto, tu sola presencia es valiosa y esencial para el curso de la vida.

De Carolil

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